¿Qué significa padecer una conducta adictiva?

Padecer una adicción se ha relacionado siempre con el consumo de alcohol o de drogas, pero la realidad nos lleva a extender este concepto a significados más amplios. Cualquier conducta que se repite de forma continuada e inevitable y que a su vez genera un daño evidente, se convierte en una conducta adictiva.

Cuando trabajamos dichas conductas, es necesario adentrarse en el fondo del dolor que las genera, esto es, trabajar más allá del puro síntoma. Beber, fumar, esnifar, vomitar, son conductas provocadas por no controlar un impulso, son conductas todas ellas sintomáticas, como una expresión externa de un dolor no resuelto o de un problema “mal arreglado”.

Si bien la manera de solucionar cada uno de estos diferentes síntomas no es igual (evitar el alcohol, evitar la mala relación con la comida, evitar el consumo de drogas o pastillas), hay un trabajo que siempre es común y no debe faltar: analizar el posible dolor por no entender el pasado o por no encajar el presente. Usar el vómito, el consumo de drogas o alcohol como ansiolítico, es entender que no hay salida para esa ansiedad que no pase por esta desproporcionada solución. Cuando se es adicto, huir es la única conducta ya que no se cuenta con herramientas para resolver de otra forma la situación. Huir es escapar de lo que no tiene aparente solución mediante acciones repetidas que hacen daño y que por lo inadecuadas, condenan con frecuencia al aislamiento y a la infelicidad.

Curar un comportamiento adictivo es eliminar las conductas no adecuadas, pero si no se trabaja hasta el fondo y sólo trabajamos el síntoma o lo que es visible, cerraremos en falso la herida y no haremos un trabajo definitivo sino superficial. Curaremos el síntoma, pero la ansiedad seguirá de manera incansable buscando una nueva salida para la que siempre existirá un nuevo síntoma que la de forma.